Usando como punto de partida el simbolismo de la cortina, por su capacidad para esconder o resaltar la realidad, El velo pintado habla de las distintas capas afectivas que se ocultan detrás de nuestra identidad y de los condicionantes que impiden tomar las riendas de nuestra vida y convertirnos en dueñas de nuestro tiempo.
El proyecto se organiza en dos ambientes. En la planta baja se ha situado el estadio social, referido a la vida pública, y que en concreto alude al modo en que viven las mujeres la profesión artística.